La Biblioteca de la Escuela Nacional de Música ha tenido mucho qué ver en la trayectoria de la superación cultural de la Escuela. Y aquélla se ha debido a la actividad de su bibliotecario quien, con una labor meritoria llena de entusiasmo, dedicación y gran cariño, le ha dedicado toda su vida. He aquí, a grandes rasgos, una historia de las funciones de la Biblioteca en relación con la Escuela Nacional de Música.
1944: Se inicia la
formación del acervo bibliográfico musical con la cooperación de la Unión de
Profesores; cada maestro acepto cooperar con diez pesos y además fue conseguido
dinero a través de rifas de discos y música escrita donados por particulares
para tal objeto.
1945-1953: Durante estos ochos
años el movimiento de progreso fue lento. Todo el material cabía en un viejo
ropero y la Biblioteca constaba de dos mesas tambaleantes de madera y ocupó
durante dos ocasiones la cocina con todo y sus braceros.
1955-1958: Con la ayuda del
maestro Juan D. Tercero y del Dr. Jesús Romero, dos directores que brindaron
toda su ayuda, se consiguió estantería de madera y mesas de todos tamaños. Se
dio un gran paso, la Universidad tomó más en cuenta a la Biblioteca y se contó
con una cantidad asignada para la compra de los libros. Los alumnos empezaron a
visitar la Biblioteca; ya había algo qué consultar.
1958-1965: El acervo crece
considerablemente con la compra de libros viejos adquiridos en La Lagunilla con
fondos donados por particulares y por algunos profesores de la Escuela. El
maestro Tercero dona su Biblioteca, compuesta por obras de primera clase, pero
valuada por el Sr. Angulo como libros viejos en la cantidad de 60 mil pesos.
Con la ayuda del Dr. Romero se compra el archivo sinfónico del maestro Roca
bruna, valuado por el mismo Sr. Angulo en tres mil pesos en la misma forma,
como obras de tercera.
Se inicia la discoteca formalmente. Se compra un aparato de
la marca Fischer con una buena bocina y se consigue entonces un buen sonido. Se
compró también una considerable colección de discos. Se inicia entonces la
asesoría bibliográfica y musical para las clases de Historia de la Música y Estética.
1966-1978: Donación de la
biblioteca del maestro Manuel M. Ponce por su viuda, valuada en la cantidad de
45 mil pesos. Sólo vinieron libros que había usado el maestro, pero sin sus
obras musicales.
Con este acervo ya fue posible ampliar el servicio bibliográfico
para toda clase de usuarios del D.F. y de provincia. Se comprendió la
importancia de contar con una biblioteca especializada y la ayuda que prestaba.
Se inició un dialogo y un puente de comunicación con el fin de comprender las
necesidades de los usuarios y tratar de conseguir tanto los libros como la
música adecuada para satisfacer sus necesidades. Casi se imparte de una manera
extraoficial una clase musical que viene a ayudar a los maestros que imparten
las clases de Audiciones Comentadas, Estéticas e Historia de la Música, no sólo
con bibliografía musical, sino también con ejemplos musicales en discos.
Se grabaron todas las clases del cursos de Estéticas del
profesor José Luis Curiel, las conferencias de Kurt Pahlen, las conferencias de
Cordero, los conciertos de la Escuela; todo con un fin educativo. Se inició la
grabación de los alumnos de canto por períodos temporales, con el fin de que se
notara su adelanto vocal. Ya fue posible ayudar a los alumnos pasantes a hacer
sus tesis; hay varios maestros recibidos que están agradecidos por toda la
ayuda que desinteresadamente se les proporcionó para terminar sus tesis.
Se coopero con la dirección para explicar a los alumnos las
distintas carreras instrumentales, haciéndoles ver las posibilidades económicas,
su valor social y explicación del instrumento con ejemplos musicales.
Se inició la recopilación de fuentes para la historia de la
música en México (para el folklor) en recortes de periódico y música mexicana
del XIX y lo mejor que hay en México.
El hombre orquesta ya fue insuficiente. Hubo necesidad de
pedir ayuda y así entraron tres personas
que rápidamente fueron también insuficientes, pues las actividades crecían.
Para la parte técnica hubo necesidad de inventar una clasificación especial
para catalogar los discos, por no haber una clasificación más corta que la del
Congreso de Washington, la cual es muy numerosa para nosotros, que contábamos
con unos cuentos discos.
Muchos libros se han perdido y estos son criticados al Sr.
Angulo duramente, pero es de su consideración que valió la pena arriesgar para
dar toda la ayuda a los alumnos y elevar el nivel musical. Por otra parte,
muchas obras se han repuesto con otras más modernas y eficaces.
Los usuarios han comprendido el esfuerzo y han cooperado
donando libros, discos y música escrita, además de donaciones económicas que
han servido para la compra de una grabadora de casetes. A pesar de todo, el
acervo ha crecido. El servicio mejoro; se dio asesoría a las Escuelas de Música
de Tampico, Puebla y Monterrey. En el D.F. se atiende alumnos de secundaria, Normal,
del Conservatorio, de la Escuela Superior de Música y a investigadores. A todos
ellos se les atiende y se les da la ayuda necesaria.
En lo que se refiere
a la música del XVIII, con la ayuda del maestro Francisco Galnares, director de
esta Escuela, se investigo y se copio la música de las Catedrales de Morelia,
Oaxaca y Guadalajara. Esto dio lugar, a iniciativa del Sr. Angulo, a que se
dieran los primeros pasos para fundar una Extensión de Musicología Mexicana
para más adelante. Debe mencionarse que la Biblioteca Benjamín Franklin ha dado
grandes donaciones, encontrándose entre ellas, música impresa, discos, libros e
incluso un mueble para colocar discos.
En 1979 se inicia la instalación de todo el material en el
nuevo edificio, cuya Biblioteca, a petición del profesorado y a alumnado de la
Escuela, se llama “GONZALO ANGULO”. Hubo entonces la necesidad de dejar las
riendas de las actividades en otra persona que se encargara de la Coordinación,
pues fue necesario que entrara más gente dada la imposibilidad de ser atendido
todo es por el Sr. Angulo. De esta manera ingresó una secretaria, un técnico en
biblioteconomía, un ingeniero de sonido que se encarga de la dirección y
mantenimiento de la discoteca, un musicólogo para el inicio de la Extensión de Musicología.
De esta manera el Sr. Angulo ha podido atender con más eficacia y dirigir la
parte técnica musical y encargarse del servicio de consulta para todo el que lo
solicite.
Para todas estas actividades ha sido apremiante para el Sr.
Angulo el estudio e investigación musical con todo entusiasmo.
GONZALO ANGULO ROMERO
JEFE DE LA BIBLITECA